la escuela religiosa y la escuela laica

Desde la Antiguo Régimen, la iglesia había ejercido el monopolio educativo en las aulas. A pesar de las desamortizaciones que desposeyeron a la iglesia de la mayor parte de sus establecimientos educativos y de las revoluciones liberales del siglo XIX, el estado confesional había permanecido intacto.

Con la llegada de la II República llega la enseñanza laica. La Constitución de la República, de 9 de diciembre de 1931, proclamaba la escuela única, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria, la libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza. 

Establece que los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial han de ser funcionarios. Se suprime la obligatoriedad de la enseñanza religiosa, se reforma la formación inicial de los docentes y se regula la inspección de la primera y segunda enseñanza.

A partir del levantamiento militar del general Franco, la escuela fue, más que en ningún otro momento, un instrumento al servicio del Estado. Ganada la guerra, Franco debe consolidar un régimen que acabe con cualquier idea republicana. 

Y la educación, entendida ahora como adoctrinamiento ideológico de las nuevas generaciones, es un aspecto básico. Urge la “reconstrucción espiritual” y es llevada a cabo por el Ministerio de Educación Nacional.

El cambio comienza con la depuracióndel personal docente. Maestros, profesores y catedráticos son examinados con doble lupa, sobre todo en lo concerniente a su conducta política y religiosa. En los pueblos, la mayoría de los niños acude a las aulas de manera intermitente, debido a la ayuda que tienen que prestar a sus padres en las tareas agrícolas.

El 17 de julio de 1945 se decreta la Ley de Educación Primaria en la que l catolicismo retoma un papel protagonista.

El predominio eclesiástico en las escuelas, provocado sobre todo por la criba sufrida por el cuerpo de funcionarios, es suficiente en la primera mitad de los años 40, para afianzar el papel de la iglesia en materia educativa, lo que se plasma en la nueva ley.

La historia se reescribe y los libros escolares muestran un extenso escaparate de las bondades del gobierno franquista, al tiempo que intentan adoctrinar a los más pequeños en los modales y la sabiduría del Régimen. El Frente de Juventudes para los niños y la Sección Femenina para las niñas trabajan en la sombra del partido único, con la intención de guiar a la juventud en todo momento.

En la escuela se identifica lo nacional con lo católico, ensalzando como a héroes a Franco o a Primo de Rivera.

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